Cinco días en buena compañía por las tierras de Northumbria, disfrutando de los largos días veraniegos de esas latitudes norteñas. Disfrutando de la compañía, disfrutando del paisaje, disfrutando del espectáculo natural en forma de miles de aves que salen al encuentro… disfrutando de la fotografía…
Las Islas Farne, tantas veces oídas y nunca visitadas… a eso tenía que ponérsele fin. Así que el pasado mes de Junio, el señor Santiago, el señor Manel, el señor Jordi, la señorita Esther y un servidor, orientamos nuestros pesados objetivos hacia el Norte. Esta entrada es una especie de diario resumido de las vivencias, así como una pequeña y simple guía práctica para futuros entusiastas que decidan poner rumbo hacia las medievales tierras de Northumbria.
Parece que el ilustre Robert Cappa no hizo una visita a las Islas Farne antes de enunciar su memorable frase “If your pictures aren’t good enough, you’re not close enough”, porque en las Farne, la proximidad y accesibilidad a los sujetos está garantizada.
Barcelona - Edinburgh
El superconfortable avioncito de Ryanair salía del Prat a una hora igualmente superconfortable: las 9.30 de la noche… y llegábamos a la entrañable Edinburgh casi a las 00.00h. Alquiler del coche y rumbo al chiquitín pero chulo hotel Dunstane City Hotel… Al día siguiente, la lluvia chirimiri hizo acto de presencia en lo que debía de ser un tranquilo día de paseo por la ciudad.
Edinburgh - Seahouses
De camino al centro, algún visionario negociante supo colocar una tienda de fotos porque sabía que un 10 de junio de 2011 unos frikie-fotógrafos deambularían por allí en busca de consumo-fotográfico. Unas “horas” más tarde…. Salíamos de la tienda con los respectivos catálogos, una señora mochila, y algunas cuantas cosas más bajo el brazo. El caso es que después de algún que otro incidente logístico y automovilístico que evitaremos contar aquí, y tras dejar atrás las tierras Escocesas, llegamos a Northumberland (“tierras de Northumbira” para los amigos), en donde el pescador pueblo de Seahouses nos aguardaba en forma de un pequeño, hogareño y confortable cottage que nos dio cobijo… A partir de ese momento empezó “El día de la marmota” durante los próximos cuatro días…
Acceso a las islas
Son varias las compañías que ofrecen los servicios de transporte a las diferentes islas Farne. Nosotros contratamos Billy Shiel Co., que ofrecen diferentes tipos de viaje a lo largo y ancho del archipiélago. A las 10 de la mañana, con puntualidad británica, alguno de los grumetes del señor William Shiel encendía los motores del barco de pesca reconvertido en “transportador marino de jubilados con pedazo-de-caámaras-y-objetivos”, para poner rumbo a alguna de las islas. Nosotros optamos por el “all day bird watch”, que permite descender a las islas de Staple Island y Inner Farne, y pasar un par de horas o 3 en cada una de ellas. El precio del billete es de 28 pounds, a lo que hay que añadir unos 12 pounds para acceder a cada una de las islas.
Staple Island
Resulta verdaderamente asombroso aproximarse con la embarcación a cualquiera de las islas. El olor a pescado puede casi palparse, el sonido del griterío de las miles de aves amontonadas es igualmente intenso. El ajetreado ir y venir de los frailecillos, araos y muchas otras aves también es un espectáculo digno de contemplación pausada. Si la aproximación a la isla es impactante, no lo es menos el desembarque. En las escaleras por las que se accede a Staple Island las anteriores sensaciones se multiplican, mientras a no más de 50 cm un cormorán alimenta a su polluelo, y un poco más allá una arao lucha por salvar la vida de su pequeño ante los constantes ataques de una gaviota tridáctila.Tanta proximidad, tanta crudeza y realidad, tanto movimiento no pude ser cuanto menos que embriagador. Incluso las ordas de fotografos y naturalistas , y los caminos convenientemente marcados de los que no se puede salir, no consiguen eliminar el aire salvaje de la escena… las islas a las que no acceden turistas, deben de ser inimaginablemente salvajes.
Los frailecillos, los araos, las alcas y los cormoranes son los principales habitantes de Staple Island. El rápdio y quebradizo vuelo de los frailecillos, unido a su pequeño tamaño, hace que no sea fácil tomar fotos decentes de frailecillos al vuelo… lo mismo ocurre con los araos. Pero en cualquier caso, la confianza de todas estas aves, hace que con total seguridad podamos realizar fotografías de frailecillos, araos, alcas y cormoranes a distancias no superiores a 1 o 2 metros… casi se pueden tocar de lo cerca que están.
Inner Farne
La otra isla (Inner Farne), otra especie viene a darnos rápidamente la “bienvenida”. Se trata del charrán ártico, que cría a sus polluelos en el suelo, por toda la isla. Y toda la isla quiere decir toda, es decir, incluso en los caminos por los que en teoría deben pasar los avezados turistas. La respuesta a esa intrusión de la intimidad, hace que un espíritu protector salga al paso, y cualquier cosa o persona que se aproxima a una distancia de no-seguridad del nido, acabará con un fulminante ataque del charrán, con la consiguiente herida sangrienta en caso de no ir convenientemente protegido. Es verdaderamente asombroso las nubes de charranes que se forman alrededor de los que deciden atravesar “el pasillo infernal” en donde a lado y lado crían cientos de charranes… también un espectáculo.
Los ajetreados vuelos de los frailecillos, los cormoranes posándose en los acantilados, también están en Inner Farne, esperándonos a que saquemos nuestro correspondiente objetivo para inmortalizarles.
Fauna
Las Islas Farne son uno de los santuarios más importantes de aves marinas de toda Europa. Concretamente se pueden encontrar colonias de crias de 22 especies de aves marinas, entre las que destacan especialmente especies como los araos, las alcas, las alcatraces atlánticos, 4 especies de charranes, cormoranes y cerca de 70.000 frailecillos
Foto
La excepcional proximidad de muchas de las especies hace que puedan utilizarse objetivos de focales extremadamente cortas (17mm) para sacar fotografías de algunas especies en su entorno. Evidentemente, teleobjetivos para obtener imágenes de aves en vuelo o retratos de algún que otro frailecillo, también puede ser de ayuda. Lo que si resulta importante para la fotografía de las veloces y pequeñas aves en vuelo, es un objetivo de enfoque rápido. El equipo que utilicé fue, fundamentalmente, un Canon 17-40 f/4 montado en la EOS 5D Mark II, y un Canon 300 f/2,8 montado en la EOS 1D Mark III.
Enlaces
http://www.farne-islands.com
http://farnephoto.blogspot.com/
http://www.wildsight.co.uk/articles/finr.html
http://www.wildlife-photography.uk.com/blog/?page_id=3877